La destreza oral es esencial para hablar un idioma. Con o sin profesor, lo importante es practicar con nativos para educar el oído. La conversación se ha impuesto a la gramática. La comunicación unidireccional de profesor a alumno y las horas destinadas a memorizar ingentes listas de vocabulario y tiempos verbales ha pasado a un segundo plano para dar protagonismo a la destreza oral. El alumno debe ser proactivo y lanzarse a hablar. Equivocarse es una virtud.
Algo falla en el sistema educativo español cuando los jóvenes que terminan el bachillerato no son capaces de hablar en otro idioma.
Los expertos opinan que algo falla en el sistema educativo español, en referencia a los jóvenes que terminan el bachillerato y no son capaces de mantener una conversación en inglés, pese a haberlo estudiado durante más de 10 años. “Es como estudiar geografía durante 15 años y no saber ubicar un país”. Los dos problemas principales son la falta de contacto con el idioma y la mala pronunciación como consecuencia de la falta de oído. “Aunque cada vez se consumen más productos culturales en versión original, todavía impera el doblaje. En países como Portugal la televisión respeta las lenguas originales. La exigencia no pasa por tener un acento 100% británico o americano, pero sí por poder ser entendido por un nativo”.
España es el país de la Unión Europea (sólo superado por Hungría y Bulgaria) con menor número de adultos entre 25 y 64 años que declaran hablar al menos una lengua extranjera, según un estudio publicado en 2013 por la oficina estadística Euroestat. Solo el 51% de los españoles conoce otro idioma, un porcentaje que se sitúa por debajo de la media comunitaria, el 66%.
La solución: que los alumnos no vean textos hasta los 13 años.
Otra visión revolucionaria de la enseñanza de idiomas es la del estadounidense Richard Vaughan, que en 1977 convulsionó el mercado con el llamado «método Vaughan». El éxito de su programa no es la base tecnológica, sino la talla técnica de los profesores. Ni libro ni pizarra. Esta metodología se basa en un 99% en la conversación entre los propios alumnos en la que el docente hace de director de orquesta. Contra todo pronóstico, el modus operandi de esta compañía consiste es escoger perfiles profesionales alejados del mundo educativo, gente “fresca y con energía”. Los profesores zarandean al alumno, no le dejan en paz. Durante el tiempo que están en clase, están activos”, agrega.
¿En qué tendría que cambiar el sistema público español para que los jóvenes de 18 años fuesen capaces de hablar en inglés? En opinión de Vaughan, durante los primeros 10 años los alumnos no deberían ver ni un solo texto. Solo audios con voces de nativos y speaking (expresión oral). Una hora al día se traduciría en 160 horas al año y 1.600 horas desde los tres a los 10 años. “Al llegar a la pubertad, ya con una mente más analítica, se introduciría la gramática. Los niños no aprenden a leer hasta los cuatro o cinco años y hablan castellano sin ver las palabras sobre el papel. La ecuación es simple”.